sábado, 8 de mayo de 2010

Reformas

¿Realmente alguien cree que saldrá el país de la crisis con aplazar la jubilación, alargar la jornada laboral y con el despido libre de los trabajadores? Esto es simplemente una cortina de humo.
Ciertamente, el país necesita reformas, pero para empezar, reformas en el sistema financiero. Si hemos llegado hasta aquí significa que no está bien regulado y urge una legislación para frenar sus abusos. Se necesitan reformas en el mundo empresarial. no fueron normales la luchas fratricidas y el zapeo de compraventa que hubo a comienzos de la crisis, en donde cuatro o cinco megaempresas tomaron posiciones y, si me apuran, serían precisas unas leyes antitrust, ya que, por poner un ejemplo, en Galicia la energía es un monopolio de facto y, paradójicamente, lo amparan los que defienden el libre mercado. Claro que son los mismos que le piden subvenciones al Estado, aunque lo desprecien.
Reformas en la legislación en materia de consumo ¿Cómo no se toman medidas cuando llegamos al extremo de anunciarse una tarjeta telefónica prepago como "la única que no roba minutos"? Una empresa de telefonía que reza "una factura sin sorpresas"; otro de la banca que dice "sin cargos ocultos". ¿No delata esto el far west económico en el que nos encontramos?¿Acaso esto no precisa una reforma?
Y por último, una reforma del sistema electoral, ya que no elegimos, sino que optamos entre la terna que nos ofrecen los poderosos, y así el gobierno resultante baila en el platillo de las grandes empresas. Otra vuelta de tuerca más y nos ocurrirá lo que se atisba: la tendencia a elegir como gobernante al más rico del país.
En fin, pretender arreglar esta crisis, que no es solo económica, sino política, moral y social con "darle una vuelta al Estatuto de los Trabajadores", mi madre lo definiría con un dicho muy gallego, en el buen y único sentido de la palabra: "Esto é como quen ten tos e rasca a barriga".

Publicado en La Voz de Galicia, 9 de marzo de 2010

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