lunes, 8 de abril de 2019

David Jiménez, sus "memorias" como director de El Mundo



David Jiménez fue director de El Mundo tras 17 años en Asia como corresponsal, le llegó la oferta para dirigir el diario, sólo duro un año en el cargo.
Ahora, escribió un libro, El Director,  contando cómo el  establishment político y económico lucha por controlarlo todo, habla también de las sutiles (solo al principio) presiones que llegan desde los despachos más altos de su propio grupo de comunicación para condicionar portadas y editoriales. Y también de cómo el poder real, las élites económicas y empresariales, intentan abrazar al recién llegado.

Con motivo de la publicación del libro, Jiménez es entrevistado en El Diario. La entrevista es muy extensa. Nos va contando su experiencia al frente de El Mundo, algunas respuestas nos explican todo por lo que estamos pasando.

Algunas de sus afirmaciones en la entrevista:

-"El poder económico protegía al poder político. El poder político protegía al poder económico. La prensa protegía al poder económico". 

-Nos hemos creído inmunes a la crítica y eso ha hecho mucho daño al periodismo y ha permitido que gente que no lo ejerce dignamente haya podido no solo ejercerlo sino prosperar. 

-Eso se vio claramente en la crisis económica. Cómo los periodistas no supimos ver en medio de aquella crisis provocada en gran medida por ese establishment económico y político, y no supimos tomar partido por la gente.

 -Para mí la presión más fuerte fue sin duda la económica.

- Que un político llame para quejarse, a mí no me suponía ningún estrés. Pero los periódicos y también El Mundo en ese momento están en una situación económica muy débil. Y ahí es donde entran las presiones políticas porque yo creo que el poder económico huele después de la crisis la debilidad de los medios y lo aprovecha muy bien y piensa que es su oportunidad.

-Esa presión es muy difícil porque quieres hacer tu trabajo y quieres informar. Pero tampoco quieres perjudicar al periódico. Tú quieres que tu periódico sea rentable y viable y quieres que todo el mundo mantenga sus puestos de trabajo. Y esa es la encrucijada moral. Se pasa peor en esa encrucijada que estando en Afganistán siendo perseguido por talibanes.


-Cuando tú dependes de lo que en el libro se llaman "Los Acuerdos", que son estos pactos por los cuales las empresas pagan a los periódicos más dinero en publicidad de la que les corresponde, a cambio de favores y de un trato mucho mejor, estás atrapado en un sistema que no te deja ser completamente libre.

-Creo que en España la norma general es que los medios están atrapados por esa esclavitud hacia el poder económico.

"Los Acuerdos" no los negocian los directores de periódicos, los negocian las empresas, el presidente del BBVA se reúne con el presidente del periódico o incluso del grupo. Es el presidente de todo el grupo el que negocia sus acuerdos. Y ahí no entra para nada el director. 

-Pero el director lo que hace es ver el impacto que esos acuerdos tienen. Cuando tú estás a punto de publicar una información y hay casos concretos en el libro, por ejemplo, con una información de Telefónica, y lo que recibe el director es la llamada de arriba diciéndote que nos han hecho un favor o que tenemos unos acuerdos y que si publicas esto va a correr riesgo ese ingreso económico que es fundamental en un momento de crisis como el que vivimos... 

- El Gobierno de Rajoy fue un periodo muy tóxico y no solo por la gestión de los medios públicos. Se vio claramente lo que se hizo con ellos, pero también se extendió a los privados y ahí yo creo que los periodistas de nuevo pudimos haber sido más más valientes, no hubo suficiente resistencia a ese acoso a la prensa 

-El exministro del Interior Jorge Fernández Díaz dijo  "no son tiempos para la neutralidad". En ese momento, allá por 2015, y según estamos viendo ahora, en su Ministerio estaba operando una policía política para perseguir adversarios y destruir pruebas de casos judiciales que podrían perjudicar mucho al Partido Popular. Lo curioso es que no fue sólo él, es que en sucesivas reuniones con ministros repetían la misma frase.
Eso me hizo pensar que había sido una idea coordinada desde el Gobierno. Ellos me transmitieron que había dos medios de comunicación que les interesaba controlar o que les interesaba tener de su lado, especialmente de cara a las elecciones de diciembre de 2015: El Mundo y Antena 3 Televisión. El propio ministro, y lo digo en el libro, me contó que ahí están los dudosos que pueden elegir entre Ciudadanos y el PP. Entonces ahí se produce ya esa idea del concepto patriótico.

-Y esas frases de que el periodismo está muy bien, la independencia está muy bien, pero que estamos en un momento en el que tenemos que ser patrióticos. ¿Y ser patriótico qué es? Pues destruir a los adversarios del Partido Popular y tratar de que vuelva a salir reelegido Mariano Rajoy.

-Hay que irse al tiempo que estábamos viviendo en ese momento... Se veía a Pablo Iglesias como una posible alternativa al poder. En alguna encuesta salía segundo no muy lejos del Partido Popular. Habían tenido en las elecciones europeas aquella irrupción y la élite veía eso con terror.
Y ahí yo creo que se toma la decisión en el establishment (y ahí vuelvo al triunvirato del que hablaba antes del poder económico político y mediático) para decidir qué hacer y evitar la llegada al poder de Podemos. Y yo estoy en desacuerdo con casi todas las medidas que propone Podemos en muchos aspectos económicos por ejemplo, pero una cosa es estar en desacuerdo con un partido y otra, romper las reglas de la democracia y tratar de destruirlo utilizando además el dinero público de todos, la policía que debe proteger a todos las instituciones que están ahí para servir a todos. 

Este es uno de los grandes escándalos de la democracia en este país y lo que me llama la atención es que no sea mediáticamente  más escándalo 

Cuenta en el libro que el expresidente del BBVA Francisco González cuando necesitaron cuadrar las cuentas de El Mundo a final de año se ofrece a solucionarlo. Es el mismo banquero que en aquel momento estaba pagando a Villarejo a cambio de espiar a políticos y rivales. 


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