sábado, 24 de enero de 2015

Syriza ya gobierna pero los medios mercenarios nos lo ocultan


Intentar encontrar un ápice de verdad en la lectura de la prensa española supone un esfuerzo abrumador.

No hay día en que la prensa española no especule, vaticine, tergiverse o mienta acerca del programa electoral de Syriza y sobre qué harán o no si vencen en las elecciones. El exceso de informaciones sobre el programa de Syriza (verdadero o inventado) camufla el hecho de que ya es posible saber algo de cómo administran.

Gobiernan las Islas Jónicas y Ática, la región más poblada de Grecia, en la que vive el 40% de su población. También aproximadamente el 20% de los municipios de la misma región. En estos pocos meses, a pesar de encontrarse un presupuesto ya confeccionado, Syriza aumentó la ayuda de emergencia social en Ática de 1,8 a 13,5 millones de euros.

Estableció ayudas para los hogares que no podían pagar la luz, unos 40.000. Los niños estudian con velas. En Grecia, cuatro de cada cinco viviendas no pueden poner la calefacción. Los griegos se ven obligados a encender hogueras de leña en los pisos y ya hay varios casos de muertes por asfixia.
Pero sindicalistas de eléctricas denunciaron que las grandes empresas pagaban la mitad, o incluso nada.

Syriza se negó a despedir a más funcionarios. Esta negativa ha hecho que esos alcaldes rebeldes, que aducen que hoy los servicios públicos son más importantes que nunca, tengan querellas por desobediencia ante la justicia. Abren dispensarios públicos con médicos voluntarios para poder ofrecer acceso universal a algunos de los más de tres millones de griegos que hoy no tienen acceso a la sanidad. El movimiento que la defiende tiene como lema: “No nos mataréis”.

Los partos cuestan más de 700 euros. Una cesárea: 1.200, una radiografía: 100. Las pruebas diagnósticas son tan inalcanzables que las ONG denuncian el aumento imparable de los abortos no deseados. A todo esto, el anterior Ministro de Sanidad, de Nueva Democracia, realiza manifestaciones como esta: “Enfermedades como el cáncer no son urgentes a menos que estén en la etapa final”.

Syriza ha reducido los impuestos del pequeño comercio y las PYME y aumentado los impuestos municipales de las grandes compañías, bancos y superficies comerciales. Aunque sería más justo decir que han empezado a pagar, pues antes no lo hacían. 

Organiza mercados para productores locales que venden sus productos más baratos que en los supermercados y colabora con los comedores sociales y los infantiles. También han cancelado proyectos de plantas de gestión de desechos por no cumplir las leyes de impacto ambiental. Ni una noticia negativa. De haberla, con la prensa que tenemos, lo hubiésemos sabido.

Solo son unos meses de gobierno, pero algo nos enseñan. En general, cuando los medios de comunicación españoles hablan de que Syriza pretende nacionalizar servicios como transportes, agua o luz, ocultan que muchos antes eran públicos, solventes y fueron casi regalados a grandes empresas. 

La televisión pública griega fue cerrada justo unas semanas después de las concesiones de licencias televisivas a empresarios del entretenimiento que soslayan en los informativos el empobrecimiento generalizado.

De paso, Grecia bajó al puesto 99 en el índice de libertad de prensa que confecciona Reporteros sin Fronteras. Por debajo de Kuwait, Gabón y Kirguistán.

El transporte ferroviario, que daba beneficios, se privatizó con el aplauso del comisario europeo del PSOE, Joaquín Almunia. Y solo después de privatizarse el gobierno griego consideró oportuno subvencionar a las empresas beneficiarias. 

El mismo gobierno hace, día sí y día también, operaciones que atentan contra el más mínimo decoro. Vende casi treinta ministerios y edificios públicos por 260 millones y firma un contrato de alquiler con la empresa que los compra para seguir usándolos por 30 millones al año, haciéndose cargo además del mantenimiento. Una cláusula cómica establece el derecho del gobierno a “recomprarlos” en el futuro.

Los mismos negociazos se han visto en la privatización de la lotería: una concesión por doce años a cambio de lo que el gobierno recaudaba en tres. Empresarios relacionados con el gobierno se hacen con islas, playas, terrenos y edificios olímpicos a precios de risa. Por supuesto, ni un euro de todos estos revierte en los griegos sino que van directamente al fondo para el pago de la deuda. 
A pesar de ello Alemania se mostró “decepcionada por el nivel de privatizaciones”. Pero estas son pequeñas cosillas en comparación con la venta de las minas de oro de Calcidia. La empresa que las gestionaba provocó un desastre medioambiental. Antes de hacerse cargo de las indemnizaciones se declaró en quiebra. 

El estado griego también perdonó las cotizaciones sociales debidas y compró por 11 millones los derechos de explotación. A las pocas horas los vendió por el mismo precio a una empresa constituida dos días antes. Esta, a su vez, vendió el 9% de la explotación a un holding catarí por 175 millones. Solo el 9% valía dieciséis veces más que lo que recaudaron los griegos.
La explotación del oro, que solo es apoyada por el gobierno y el partido neonazi, está produciendo catastróficas consecuencias ambientales.

Contra ella ha surgido un movimiento social que apoyan decenas de miles de personas. Ierissos es “la aldea gala”, solo que aquí los romanos son fuerzas antiterroristas con declaración de estado de emergencia incluida.

Escribir en blogs, o hablar con la prensa contra las minas, se considera motivo para presentar cargos por pertenencia a organización criminal.

¿Y el agua? Bruselas ordenó la privatización del agua. La Mancomunidad de Municipios de Tesalónica organizó un referéndum.
El gobierno griego intentó prohibirlo, lo declaró ilegal. La democracia es ilegal en el país que la inventó.
A pesar de todo se llevó a cabo con la presencia de observadores internacionales. El resultado fue que el 97,8% de la población estaba en contra de la privatización. Aún así, se privatizó, pero el Tribunal Supremo lo declaró ilegal.

La insistencia en las diferencias ideológicas sirve en realidad para eliminar de nuestra memoria los obscenos actos concretos de un gobierno que, pura y llanamente, se ha dedicado al saqueo. 

El pasado de la gran coalición griega entre derecha y socialistas es tan vergonzosamente indefendible que a ninguno de sus cómplices en España se le ocurre traer a colación ni una sola de sus medidas.

En su lugar, todo se plantea en términos de orden-desorden, seguridad-incertidumbre, conocido-desconocido.



Artículo completo 
https://www.diagonalperiodico.net/global/25451-lo-nos-ocultan-grecia-y-syriza.html

Enlaces relacionados
http://www.angelesgarciaportela.com/2014/01/grecia-michalis-liapis-el-ex-ministro.
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http://www.angelesgarciaportela.com/2014/02/grecia-y-los-bebes-endeudados.html

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