martes, 1 de octubre de 2019

El dilema moral de los directivos



Antón Costas
Algo está cambiando en la conducta de las élites corporativas de las democracias capitalistas; aunque el sentido y el resultado final de esta transformación es aún incierto.
La declaración colectiva hecha el mes pasado por 181 ejecutivos de las principales corporaciones estadounidenses, reunidos en la Business Roundtable, ha sido una inesperada sorpresa. Apuntan un dilema moral importante en el “propósito de las corporaciones”. Declaran su intención de abandonar su adhesión al principio de la “primacía de los accionistas” para adquirir “un compromiso fundamental con todos nuestros grupos de interés”.

Es decir, con los accionistas, pero también con los proveedores, los clientes, los empleados y las comunidades.
Para comprender el significado de esta declaración hay que retroceder a los años sesenta. En 1962 Milton Friedman, premio Nobel, sostuvo en su libro Capitalismo y libertad que una empresa no tiene ninguna “responsabilidad social” con la sociedad, sino solo con sus accionistas. 

Posteriormente, en un ensayo publicado en la década de 1970, afirmó que “en un sistema de propiedad privada y de empresa libre, un directivo corporativo es un empleado de los propietarios de la empresa, y  su principal responsabilidad es con ellos”. 

Es difícil exagerar la influencia que tuvo esa posición en la gestión del capitalismo contemporáneo. Las escuelas de negocios convirtieron en un mantra la “maximización del valor para los accionistas”.

En el terreno político se legitimó la “revolución conservadora” de Margaret Thatcher (“no existe la sociedad, sólo existen los individuos”) y de Ronald Reagan (“el Estado es el problema”).

Y las creencias sobre las propiedades autorreguladoras de los mercados y los peligros de la intervención pública se hicieron hegemónicas en la academia y recibieron varios Premios Nobel. Esa corriente neoliberal secuestró a la economía y a la política durante los 30 años siguientes. Hasta hoy.

El populismo político y el cambio climático pueden ser la excusa que necesitan las élites corporativas para apoyar un nuevo contrato social verde ¿Por qué ahora?
La ola de populismo político ha hecho más evidente las cosas que han ido mal: la inaceptable desigualdad de riqueza y de ingresos, el aumento de la pobreza, el estancamiento de los salarios, la precarización del empleo, la falta de oportunidades, la meritocracia heredada, los fraudes, abusos y escándalos corporativos, los nuevos monopolios, el nuevo capitalismo rentista, la nueva aristocracia del dinero sin el compromiso de “nobleza obliga”.

Esta evidencia hace difícil para muchos directivos soportar el cuestionamiento social. Hace unos años, un financiero amigo me manifestó su incomodidad con este estado de cosas. Me dijo que si volviese a comenzar no escogería la misma profesión.

Le recordé el chascarrillo en el que un amigo le pide a otro que no le diga a su madre que es financiero, porque ella cree que es pianista en un bar de alterne.
Es incómodo desarrollar una tarea profesional bajo este cuestionamiento moral. De ahí que entre un 30% y un 40% de los consejeros delegados que abandonan sus empresas lo hagan por motivos éticos. 

Como ocurre con cualquier otra persona, los directivos quieren desarrollar su tarea de forma decente y útil a la sociedad. Y sentirse reconocidos. ¿Tiene este movimiento de regeneración algún reflejo en España? 

De momento, en términos generales, no lo veo en las corporaciones del Ibex 35. Los elevados sueldos y pensiones, comparados con los de sus pares europeos, y las reducciones masivas de empleo no se concilian bien con esta nueva orientación de la gestión hacia el bien común. Sí la aprecio en directivos de empresas medianas...

...Es pronto para decir si estamos ante una nueva gran transformación de las democracias capitalistas, al estilo de la que describió Karl Polanyi en su obra seminal de 1944. Pero el populismo político y el cambio climático pueden ser la excusa que necesitan las élites corporativas para apoyar un nuevo contrato social verde (new green deal) que haga que el capitalismo y los mercados vuelvan a crear prosperidad inclusiva, sin que sea necesario el concurso de las “fuerzas malignas” que en el pasado impulsaron esa gran transformación.




El artículo completo 
https://elpais.com/economia/2019/09/25/actualidad/1569430285_559874.html

2 comentarios:

  1. Aquí enumero muy rápidamente errores conceptuales y moralinas ideológicas:


    PUNTO UNO: Efectivamente un directivo es empleado de los accionistas. Pues estos son los propietarios del capital.

    PUNTO DOS: La única manera de obtener beneficios empresariales en el libre mercado es satisfacer de la mejor manera a sus clientes, esto es, a los ciudadanos.

    PUNTO TRES: En los países desarollados y capitalistas es precisamente los que han impulsado políticas medioambientales.

    PUNTO CUATRO: Margaret Tacher afirmó que "la sociedad no existe" para explicar la imposibilidad de aunar la diversidad de intereses que existen en la "sociedad" en uno sola.

    PUNTO CINCO: "El estado es el problema". Se desarrolla en La imposibilidad del socialismo. Ludwig von Mises.
    La soberanía de estado le resta -- (roba) -- soberanía al ciudadano, añado.

    PUNTO SEIS: ¿Existe el Contrato Social? ¿Y uno Verde? ¿Qué pone? Yo nunca lo he visto... ni menos firmado.
    Sospecho que jamás lo haré...

    PUNTO SIETE: No existe la corriente neoliberal. ¿Podría mencionar alguna escuela de pensamiento NEOliberal?

    PUNTO OCHO: ¿Esta defendiendo las corrientes populistas? Trágico; pero no sorprendente.

    PUNTO NUEVE: Es precisamente en el mayor auge y extensión del capitalismo, la glovalización, la que ha dado la oportunidad de salir a millones de personas de la pobreza. Por eso gozamos hoy de el mayor nivel de vida de la historia. ( Datos del Informe Banco Mundial dento de su serie 'Poverty and Shared Prosperity)

    PUNTO DIEZ: Desde 1990, la desigualdad mundial ha caído, y con fuerza, por primera vez desde la Revolución Industrial.El principal motor de esta reducción de la desigualdad global es que las diferencias de renta entre países se han reducido gracias al fuerte crecimiento económico que han experimentado las sociedades menos desarrolladas: en 1988, esas diferencias explicaban el 80% de toda la desigualdad global, mientras que hoy el 65%.


    PUNTO ONCE: Nunca llueve a gusto de todos. ¿Cómo va a existir entonces el bien común?

    Un saludo.

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  2. Pero si los directivos de las grandes corporaciones usan las rentas del capital de los accionistas para usos que no le son adjudicados por estos... ¿No es eso robar? ¿No es hacer uso ilegitimo de lo que no es suyo?


    ¿Qué puede tener de moral el robo?

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