domingo, 28 de agosto de 2016

Autopistas francesas privatizadas. "La Grandeur" no es lo que era



Hacía muchos años que no atravesaba Francia por autopista. Un viaje a Italia me llevó a cruzarla.
Les Autoroutes du Sud de la France eran auténticas "carreteras jardín", un lujazo que asombraba a los que teníamos un pie en el tercer mundo. El reverso del ticket que indicaba el trayecto, explicaba detalladamente a donde iba cada franco que el usuario abonaba.

Ahora las autopistas están en un lamentable estado, malas hierbas crecen entre el asfalto, los arbustos y plantas sin podar y en las cabinas, por supuesto todas sin cobrador, se producen largas colas cuando algún usuario se le atraviesa ese sistema de pago de "hágalo usted mismo". Las cabinas no solo no tienen cobrador, es que tampoco pasa nadie para limpiarlas. En la imagen se puede ver que el cristal tiene una capa de mugre, y la parte metálica llena de desconchones y ralladuras.

 ¿Qué ha ocurrido para qué esto suceda?

El 14 de diciembre del 2005, el gobierno francés anunció su intención de ceder la totalidad de sus acciones de las "autoroutes du Sud de la France" a Vinci, esta cesión se hizo efectiva en marzo del 2006, dentro del plan de privatización de las tres mayores concesionarias de autopistas del país.
Abertis y Eiffage se adjudicaron el resto de la red.

A partir de ahí, normal, el lamentable estado, normal, eliminar totalmente el personal de las cabinas, norma,l el desorbitado precio, normal, los despidos, normal, pagar para conseguir el telepeaje y que ahorren personal con la excusa de pasar rápido.

Otra consecuencia de la privatización, además del elevado precio, es el penoso mantenimiento  de las autopistas y relacionado con ésto  la reducción del 25% de la plantilla desde el 2006 fecha de la privatización al 2015.

Obviamente la rentabilidad resulta escandalosa, con un margen bruto que supera en muchos casos el 70% y con un margen neto de hasta el 24%, el estado francés atado de pies y manos intenta ahora poner freno a este gran negocio limitando las subidas de tarifas en beneficio de los usuarios. Esta es la conclusión de un informe preparado por las autoridades francesas de Competencia a petición de la comisión de Finanzas y Presupuesto de la Asamblea

El Consejo de la Competencia ha concluido que "las sociedades de autopistas han tenido un exceso de beneficios", con 17.000 millones de euros de dividendos desde su privatización, e hizo notar que "el papel del Estado es proteger a los usuarios" y que les reviertan "los beneficios suplementarios".

Aunque ya, tras otro informe del Tribunal de Cuentas francés se levantaron voces de políticos de la izquierda reclamando la nacionalización de estos negocios, el blindaje jurídico de los contratos hace muy complicado pagar un justiprecio bajo que rentabilice la nacionalización.

 La ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal, amenazó con denunciar los contratos y afirmó pretender que  las concesionarias de autopistas  reviertan en los usuarios una parte de sus "exorbitantes" beneficios ya que  se beneficiaron de una ventaja considerable en el momento de la privatización. La ministra precisó que en 2014  esas empresas distribuyeron 5.000 millones de euros en dividendos.

En el año 2000 se rebautiza como VINCI a la Société générale d'entreprises (SGE) que fue creada en 1899 por dos ingenieros Alexandre Giros y Louis Loucheur.  La SGE estuvo controlada de 1966 a 1984 por la Compagnie générale d'électricité (CGE), de 1984 a 1988 por Saint-Gobain,  y finalmente y hasta el 2000 por la Compagnie générale des eaux, posteriormente llamada Vivendi. En julio del año 2000, el grupo VINCI se independizó y adquirió GTM, filial de Suez.
De esta forma se convirtió en el líder mundial de las empresas de obras públicas. VINCI cotiza en la Bolsa de París y forma parte del índice CAC, "el IBEX francés".

Durante el proceso de privatización de  Les Autoroutes du Sud de la France, Antoine Zacharías era el director general. En 1997, Jean-Marie Messier, presidente de Vivendi, lo había colocado al frente de la empresa.
Ambos Viviendi y Jean-Marie Messier fueron multados por la Autoridad de los Mercados Financieros (AMF) de Francia con  un millón de euros, por "irregularidades".

Antoine Zacharías, con un patrimonio de 250 millones de euros, al cesar en el cargo reclamaba 81 millones de euros. Durante su "mandato" las acciones de Vinci se habían multiplicado por 6.
Zacarías fue condenado en el 2012, por abuso de poder, se llevó  una indemnización de 12,5 millones de euros, un retiro anual de 2,1 millones y plusvalías sobre las stock-options por valor 124 millones. Fue el primer ejecutivo que fue juzgado y condenado del "IBEX francés".

A Antonio Zacarías le sucedió en Vinci, Yves-Thibault de Silguy, miembro del Partido Socialista francés, la puerta giratoria en marcha.

En  1976 entra a formar parte del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, y en 1981, hasta 1984 es consejero del comisario François-Xavier Ortol en la Unión Europea.
De 1985 hasta 1988 es consejero económico de la embajada de Francia en los Estados Unidos de América. En 1988 es nombrado Director General de Asuntos Internacionales del grupo siderúrgico Usinor

Vinci ya no  necesitaba un ejecutivo ambicioso y agresivo, una vez privatizadas las autopistas quién mejor que un político profesional para brujulearse y arrodillar a los poderes públicos


Ahora Vinci se postula "en la pesca" de aeropuertos que privatiza el gobierno del Partido Socialista francés.  Por tierra o por aire, los beneficios siempre van a  los mismos, los perjuicios para el pueblo.


http://www.elperiodico.com/es/noticias/economia/francia-privatiza-sus-aeropuertos-5304903


Liberté, égalité, fraternité, privatisée.

Un informe de los vendedores de mentiras

La privatización supone una  mejora de la calidad ofrecida al usuario debido a una mayor exigencia del sector público al sector privado.
Además, la provisión de infraestructura es una tarea eminentemente productiva, que el sector privado puede llevar a cabo con mayor eficiencia que el sector público. 

Fuente
https://www.caf.com/media/3163/LibroinfraestructuraFINAL.pdf


viernes, 19 de agosto de 2016

Desigualdad, un mal negocio


Xavier Vidal-Foch

Sostiene la FAES de José María Aznar que España “no es un país que en las últimas décadas haya llamado la atención por sus niveles de desigualdad” (Desigualdad, pobreza y oportunidades, Papeles FAES núm. 184). Pero Oxfam-Intermón subraya que tras Chipre, España es “el país de la OCDE en el que más ha crecido la desigualdad desde el inicio de la crisis, superando 14 veces a Grecia”, (La Vanguardia, 18/1/2016). 

“La desigualdad mata”, concluye Göran Therborn, destacando cómo la esperanza de vida de los norteamericanos que carecen de título universitario se redujo de tres años (los hombres) a cinco (las mujeres) entre 1990 y 2008 (La desigualdad mata, Alianza, 2015). Pero además, es un mal negocio, perjudica a la economía, recorta el crecimiento y por tanto el empleo, y así, en círculo vicioso, se retroalimenta: aumenta la desigualdad. De modo que el asunto no solo interesa a oenegés y entidades humanitarias.

El FMI demostró en 2011 que los países con “desigualdad estructural tienden a crecer más lentamente” y calculó que una reducción de 10 percentiles de aquella “incrementa la expectativa de duración de un período de alto crecimiento en un 50%” (IMF Staff Discussion note SDN/11/08). Luego calculó en 2014 que un empeoramiento del índice de Gini (que cuantifica la desigualdad) del 37 al 42 “reduce el crecimiento económico un promedio del 0,5% anual” y que por tanto “la desigualdad resulta perjudicial para el crecimiento” (SDN/14/02), con lo que enterró la vieja teoría de que las desigualdades generan riqueza. 

La OCDE sostiene igual conclusión en distintos estudios desde 2008. El último (In it together, 2015) calcula que entre 1985 y 2005 el índice de Gini creció dos puntos en 19 países, “deteriorando en 4,7 puntos su crecimiento”. Y subraya la causa: “Más desigualdad implica que algunos, los ricos, pueden sacar mayores ventajas de las oportunidades económicas que los pobres… de manera que el crecimiento resulta más lento de lo que sería si no beneficiase desproporcionadamente a los ricos”. “No solo es cuestión de atacar la pobreza, sino de arreglar también los bajos ingresos”, concluye, porque la “creciente desigualdad de ingresos… reduce la capacidad de las capas más pobres, del 40% de la población, para invertir en su formación y educación”. 

Quien mejor ha traducido todos esos estudios técnicos ha sido Joseph Stiglitz (El precio de la desigualdad, Taurus, 2012): -
“Las sociedades sumamente desiguales no funcionan de forma eficiente y sus economías no son estables ni sostenibles a largo plazo”. 
“Cuando los más ricos utilizan su poder político para beneficiar en exceso a las grandes empresas que ellos mismos controlan, se desvían unos ingresos muy necesarios hacia los bolsillos de unos pocos en vez de dedicarse en beneficio de la sociedad en general”. 
“Trasladar el dinero de la parte de abajo a la de arriba reduce el consumo porque los individuos con rentas más altas consumen un porcentaje menor de sus ingresos que los individuos con rentas más bajas: los de arriba ahorran entre el 15% y el 25% de sus ingresos; los de abajo gastan todos sus ingresos”. 

También concluye que a mayor desigualdad y mayor poder de los ricos, menor propensión a la inversión pública en infraestructuras, gasto social y educativo.

Tomado de
http://economia.elpais.com/economia/2016/08/17/actualidad/1471465498_618078.html