martes, 8 de febrero de 2011

La miseria sigue presente en la India


Había estado en la India hace unos 20 años y después de todo lo que había leído, pensaba que estaría irreconocible el país que tanto me había impactado. Había visto, estampas bellísimas unidas a una miseria difícil de imaginar. Este verano he vuelto y me encontré para mi asombro con la misma miseria que existía 20 años atrás, el centro de las ciudades, incluído Delhi, llenas de pobres, viviendo en las aceras, tapándose con telas a modo de toldos (supongo que serían los hijos de los que había visto la primera vez), los trenes atestados con tanta gente sobre el techo de los vagones como dentro y las estaciones llenas de multitudes tumbadas en el suelo, lo que las hacía intransitables.

 Los cambios que percibí fueron, la existencia de móviles, que consumían saldo con unos mensajes que mandaban de vez en cuando (eso me suena) y la prohibición de fumar. En el centro de Delhi en Connaugth Place había un cartel que rezaba “orgullosamente libre de tabaco” y bochornosamente llena de miseria, pensé yo.
Otro cambio que observé, y creo que es el más significativo, es que la familia Tata, que entonces era dueña de la cadena de hoteles Taj, empresas de automóviles, etc. ahora, participaba en canales de televisión de pago, telefonía y hasta en el agua mineral Himalaya, es decir, mucho más rico y poderoso que hace 20 años y como no, participaba  también en el sector energético.

En contrapartida además de un foco de cólera y la malaria haciendo estragos, había que sumar una epidemia de dengue, que no existía la primera vez que estuve allí. En la democracia más grande del mundo, mucha gente solo puede elegir en que acera dar con sus huesos.

Mis falsas expectativas se produjeron por los numerosos artículos que cantan alabanzas a la economía hindú, escritos en su mayoría por una generación de jóvenes economistas agresivos que rondan los 40 años y que casi todos han estado en departamentos de multinacionales en países emergentes, que han sido educados por y para los mercados, para los que la palabra mágica es eficacia, que solo hablan de crecimiento y PIB, ignorando a los seres humanos. Su falta de formación humanista les hace ver a los pobres simplemente como un engorro, jamás hablan de distribución ni de derechos, solo de crecimiento, palabra que encubre acumulación, de la que ellos participan a recoger las migajas, mientras la noria de la miseria sigue girando. También en la India, pero en lugares como este se mueven los que se les llena la boca con las palabras "emergentes" y "modelo productivo"

Artículo publicado en La Voz de Galicia el 8 de febrero de 2011

2 comentarios:

  1. miseria humana eliecer presente orando por nuestros hermanos en la india http://www.youtube.com/watch?v=oZpP2yiSw2E

    escuchen y reflexionen

    JESUCRISTO LA ÚNICA SALVACIÓN

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  2. La miseria en la India como en todas partes tiene que ser erradicada por los poderes públicos, para el más allá puede que funcione la oración,está por demostrar, pero para el "más acá", lo que funciona es la justicia social. Saludos.

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