lunes, 14 de marzo de 2016

Luis Montes, y las calumnias "prosistema"

Hay veces que hasta que transcurra el tiempo difícilmente se puede conocer la veracidad de una noticia. Mientras tanto, algunos echan la lengua a paseo colaboran a hundir a una persona y luego eso se olvida y continúan por la vida de triunfadores y sin pedir perdón.

Reproduzco un  artículo de Álvaro Abellán, que contribuyó con su "piedrita" a la lapidación que sufrió Luis Montes, médico del Hospital Severo Ochoa de  Leganés , denunciado por Manuel Lamela Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid por sedaciones a enfermos terminales.

El caso fue sobreseído, a Montes le hundieron la carrera, pero como el mundo da muchas vueltas, hoy Lamela está imputado penalmente por cohecho y prevaricación por haberse beneficiado de la privatización de la Sanidad madrileña.

Reproduzco  el artículo publicado entonces  que trataba de echar más leña al fuego. El autor sigue "dando brasa" dentro de unos años quedarán al descubierto sus nuevas mentiras.
Así como Miguel Ángel Rodriguez, y las cadenas de televisión donde se "explayó" tuvieron que indemnizar al doctor Montes por los insultos, al autor del artículo reseñado más abajo Álvaro Abellán la calumnia le salió gratis y ni siquiera pidió perdón.


Del 12 al 18 de febrero de 2007
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La percha informativa suele ser un recurso de los gabinetes de prensa para dar a conocer a quien le paga con la excusa de un “gancho” informativo. Así, lo noticioso -sea por llamativo, por moda o por interés general- se convierte en una excusa para dar a conocer una empresa o un producto. Viene a ser algo así como utilizar el bien público que es la información para obtener fines particulares. Sin embargo, esta misma técnica puede utilizarse de un modo diverso: los periodistas con dos dedos de frente y un poso de cultura saben aprovechar cada percha informativa para plantear cuestiones de fondo. Es entonces cuando el bien de la información se convierte en uno mayor: el del debate público y la formación de los ciudadanos.

La estadística oficial nos sorprendió hace un par de semanas constatando que el suicidio es la primera causa de muerte en España. Naturalmente, la estadística no contabiliza los abortos (que superan al año el número de suicidios) ni las difícilmente cuantificables “muertes irregulares” -como las del hospital de Leganés- de aquellos enfermos terminales que ingresan para hacerse unas pruebas y salen con los pies por delante después de un “desmedido” chute de morfina. El caso es que la primera causa de muerte en España es la libre y consciente decisión -sobre uno mismo o sobre otro- de que “vivir no tiene sentido”. Podría ponerme cínico y decir que eso demuestra que somos un país avanzado y de primer mundo. Prefiero ponerme serio y denunciar que no hay cultura más miserable que la que invita a quienes participan de ella a quitarse la vida.

Esta cultura miserable que invita a la muerte -sea ésta biológica o espiritual- se alimenta de los “altavoces de la mediocridad”, es decir, de unos medios de comunicación que nos proponen día tras día un mundo que, verdaderamente, no merece la pena ser vivido. Si mi mundo fuera lo que cuentan los medios, yo también me suicidaría. Si algún periodista con dos dedos de frente y un poso de cultura hubiera leído las estadísticas oficiales, tal vez aprendiera a mirar el mundo de otra manera. Tal vez invitara a vivir a sus lectores mostrándoles que otro mundo es posible. Que hay quien descubre una vida en esferas más profundas que el titular de turno; que hay personas dignas de imitar y seguir; que hay causas reales por las que luchar; que no hay tópico más nocivo que aquel de “sólo las malas noticias son noticia”.

Busquemos perchas informativas, pero, en lugar de colgar de ellas vestidos vaporosos de temporada, construyamos un armario que ordene cada percha y prenda en su lugar, y que sea capaz de preservar las mejores y eternas galas a lo largo de los tiempos.

Tomado de
http://www.lasemana.es/opinion/noticia.php?cod=16881

Acudiendo a la hemeroteca se puede ver quienes en su día decían  falsedades y no muestran arrepentimiento así que es de esperar que las sigan diciendo, mentiras que conoceremos dentro de unos años, pero ellos siguen explicándolo todo como si estuvieran en posesión de la verdad.
Abellán es profesor en la Universidad Francisco de Victoria universidad privada y administrada por los Legionarios de Cristo, en su perfil de tuiter, se dice Socrático, lo cual es un sarcasmo, ya que el parece más de "dar cicuta", que de ingerirla. Alaba a Kapuzinski, a los periodistas que destaparon el Watergate etc. Supongo que para alardear de objetivo e independiente como hemos visto en el artículo anterior. Cualquiera diría que hace periodismo de "denuncia". Abellán a pesar de que admira el buen periodismo, escribe de todo lo que hay que escribir para que todo siga igual, así que aquí lo tenemos atacando a Podemos y por cierto, un pionero:



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