domingo, 8 de mayo de 2016

Voto rogado y voto enviado


Ahora que se vuelven a celebrar elecciones, se escuchan muchas voces para que el gasto y el ruido mediático sea menor que en las anteriores.

No deja de ser curioso que la empresa modelo de este país gaste 0 euros en propaganda, y los mismos políticos que la ensalzan,  empeñan hasta las cejas a sus partidos cuando llegan las elecciones, por no hablar de la financiación ilegal que parece que no fue ajena a procesos anteriores. Gastar dinero en período electoral, demasiadas veces, supone engrasar la maquinaria de empresas amigas, fomentando el clientelismo.

Es sorprendente ver cómo muchas veces los candidatos cifran sus esperanzas en los debates, como si tuviese algo que ver la locuacidad, ser agudo en el regate corto y a veces incluso capacidad de mentir con la honestidad, la integridad y la conciencia social. Ganar un debate, no significa nada y a veces el triunfo es tan subjetivo que los contrincantes, todos, se consideran ganadores. 

Otra "costumbre" electoral es la del buzoneo (mailing para los que gustan de la terminología del "business")
La mayoría de la población, tan pronto la recibe la echa a la basura, con el consiguiente derroche: deforestación, gasto en papel, gastos de envío, molestias a los receptores y cantidad ingente de basura acumulada. 

Pues el PP y el PSOE se oponen a la eliminación de la propaganda electoral por correo, alegando que es un derecho, mientras se ningunea al derecho al voto de los emigrantes.

Como los partidos del régimen legislan a medida de sus intereses, se han inventado la figura del voto rogado
Desde las elecciones de 2011 se aplica la reforma de la Ley Electoral pactada por PP, PSOE, CiU y PNV mediante la que se introdujo la obligación de que los emigrantes soliciten expresamente el voto para poder ejercerlo, lo que se conoce como voto rogado.

En las elecciones generales de 2008, antes del "voto rogado", votaron 383.016 del total de 1,2 millones de españoles que vivían en el extranjero y, en 2011, ya con la reforma en vigor, la cifra se redujo hasta los 73.294 sufragios, aunque el censo aumentó hasta el millón y medio de residentes en el exterior.
El  20 de diciembre  participaron unas 88.900 personas en los comicios de un censo de más de . . Hasta que aparece el voto rogado en escena la participación rondaba el 30% del censo del extranjero, a partir de entonces, la abstención supera el 90% en todas las consultas.

Los problemas principales de esta práctica están ligados, no solo al "ruego" en sí, sino a la multiplicación de trámites para poder votar, a un acortamiento irracional de los tiempos (sobre todo, para los españoles que residen fuera de la Unión Europea, que es el caso de 2/3 de los expatriados) y a la práctica inexistencia de una publicidad institucional, didáctica y eficiente, que explique correctamente a los electores cómo deben proceder.

Además, existe un agravio comparativo de facto, ya que toda esta situación, de momento, no la padecen los españoles residentes en el territorio nacional.

Así que mientras los residentes en el extranjero tienen que solicitar poder votar, como si no fuese un derecho, a los que viven el el suelo patrio le llegan las papeletas a casa como el pedido del Carrefour. 
¡Vaya asimetría¡.

El voto rogado no se "montó" gratuitamente, aquellos que han sido víctimas del éxodo económico, son jóvenes y además no suelen comulgar con los partidos tradicionales, así que se lo han puesto difícil, mientras que los que llevan las papeletas de casa suelen ser personas mayores.

He aquí la causa de dificultar el voto exterior:

Podrían elaborar una ley para el "buzoneo rogado", todo aquél que desease recibir las papeletas en casa se inscribiese para solicitarlas. No les interesa.
Que no vengan con la milonga de que el voto por correo es un derecho.
Dicen los psicólogos sociales que primero se hace una cosa y luego se le busca su justificación.

A los que viven en el país le mandan las papeletas a casa, a los residentes en el exterior les espera un laberinto burocrático para que desistan.



                                                      El laberinto del voto rogado



6 comentarios:

  1. Nunca utilizo las papeletas ni sobres que vienen a casa, los considero sobres marcados, se suele notar diferencias de imprenta

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  2. Propaganda electoral en el contenedor azul, por favor

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  3. Hay mucha gente que tiene miedo a pillar las papeletas en el colegio electoral, miedo a que identifiquen lo que votan. ¿Por qué será?
    Un saludo a ambos.

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  4. Hay interventores... y vecinos... Parece como si te escondieses de ellos para votar.
    Yo cojo tres o cuatro papeletas por si no hay dentro de la cabina y dentro elijo una... y para el Senado marco un senador de cada partido. Los terceros, o segundos, partidos por egoistas le regalan dos o tres senadores al más votado pudiendo sacar uno cada uno.

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  5. Yo no escondo las papeletas, no me importa que las vean.
    Saludos.

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  6. Yo prefiero que mi voto sea secreto... De estudiante una vez me pillaron por un pliegue demás en una votación de delegado... menos mal que les hizo reir

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